EL PODER DE LA LECTURA

No encuentro ejemplo más radical y prístino en la Historia Universal que aquel gesto de Atahualpa de llevarse “la palabra de Dios al oído” y, al no escucharla, botarla por inservible a los pies de Fray Vicente Valverde. Ese desprecio fue su condena.  Al morir anocheció en la mitad del día, larga noche entre una cultura oral y otra sustentada en libros sagrados.

Garcilaso matiza el tono adusto de sus Comentarios con sabrosas digresiones como aquella que, a mi entender, resulta emblemática sobre el poder secreto de la lectura: la de los indios que llevaron los primeros melones cultivados en América; les enviaba el capataz al encomendero acompañados por una carta en la que le decía cuántos iban, advirtiéndoles a los indios que si se comían alguno en el camino la carta los denunciaría. Los indianos no conocían las letras y atribuían a la carta un poder de Ojo, así que decidieron, en medio camino, ocultarse de ella tras un muro y comerse dos melones, con un resultado sorpresivo; la carta podía ver a través del muro, pues avisó al destinatario y éste les increpó la falta.  La lectura es magia. La lectura es riesgo.  Así lo dice un colombiano ilustre, el maestro Estanislao Zuleta (1935-90): “Leer a la luz de un problema es, pues, leer en el campo de batalla, en el campo abierto por una escritura”.

 

Iván Égüez


Tomado del libro  “La Lectura, esa íntima batalla”.  Colección Luna de Papel

 Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura  Quito – Ecuador 2013 –

Libro disponible en Librería Rocinante

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