Una escritura fresca, con giros poéticos, aforísticos, iluminada por el surrealismo de los cuadros que el narrador –un becario ecuatoriano que ha culminado su carrera de pintura en Moscú– prepara para una exposición de verano en esa ciudad.
Mientras tanto, su hermano Rigoberto está filmando una película en Bakú, cuyo rodaje se ha interrumpido por la desaparición de la actriz principal. Los hermanos viven bajo la incertidumbre de la salud de su madre en Ecuador, ella es el símbolo de un país con pronóstico reservado.